La irrupción de las nuevas tecnologías ha modificado sustancialmente nuestra forma de vida. Distintas acciones diarias se han visto alteradas a causa del consumo de productos digitales, el ingreso a ciertos sitios web o el uso de determinadas aplicaciones móviles. En correlación con ello, los procesos de escritura y lectura también han sufrido ciertas modificaciones. El libro en su formato físico ha dejado de ser el único medio de circulación de la palabra escrita a partir de la creación de cientos de sitios online que comparten en distintos formatos todo tipo de obras, destinadas a todos los públicos y pertenecientes a todos los géneros. A su vez, la llegada de Internet a las pantallas de las computadoras personales y los teléfonos celulares posibilita el acceso ilimitado a infinidad de libros digitales y permite consultarlos en cualquier momento y lugar.
Dentro de la vorágine del siglo XXI, la lectura se convierte a veces en un pasatiempo fugaz al que únicamente se le pueden dedicar algunos minutos al día. El lector puede leer de manera simultánea varios textos e incluso llevarlos con él a donde quiera que vaya. Largas lecturas no tienen lugar en la vida del hombre moderno que paradójicamente se encuentra asediado por textos de forma permanente (Chartier y Hébrard, 2004). En las pantallas de los teléfonos celulares abundan mensajes de todo tipo, dentro de distintas webpages, diversas aplicaciones de consumo masivo y en los diferentes sistemas de mensajería móvil. En este contexto y conjugando muchos de los elementos previamente nombrados surgen los llamados chat fiction.