Almudena, como es llamada la escritora madrileña sin necesidad de más identificación, recupera en El corazón helado la memoria de los vencidos. A partir de varias sagas familiares, unidas unas y separadas otras por la guerra, sigue el rastro del exilio, se interna en la prolongada dictadura franquista, ausculta la transición a la democracia y desembarca en el presente más cercano. La novela pone de relieve cómo el recuerdo del conflicto bélico y de la dictadura renace revitalizado en un número cada vez mayor de nietos de quienes vivieron la contienda, al tiempo que la tensión memoria-olvido adquiere una nueva fisonomía en el escenario de la España próspera y europea del siglo XXI.