El Quijote desde el siglo XXI se divide en diez secciones, cada una de ellas referida a las múltiples lecturas que, desde los diversos ámbitos, lenguajes y/o medios (cine, teatro, artes plásticas, ediciones, comunicación, grabado y dibujo, la heroicidad del personaje, entre otros), la genial obra de Cervantes ha dado lugar. No obstante, su autor no queda fuera de estos estudios, ya que –en muchos casos– es considerado como el sujeto más importante de abordaje, ya sea en cuanto a su hábil manejo de la pluma para la inclusión de los diversos géneros y subgéneros vigentes en la época, sea para oficiar de cronista en los vertiginosos tiempos del siglo XVII. A propósito de tantos aspectos a considerar, Nicasio Salvador Miguel subraya en el prólogo (“Para abrir boca”) la imposibilidad de abarcar en un volumen todas las significaciones que El Quijote despierta, sobre todo si consideramos las múltiples generaciones de lectores y lecturas que se dan a lo largo del tiempo.