Ateniéndome a una investigación en curso, cuyo objeto es la visión del otro desde perspectivas historiográficas anteriores a 1940, me pareció adecuado ubicar el análisis de la cuestión en el período de entreguerras, cuando la Reforma Universitaria en la Argentina culminaba su primer impulso nacido en 1918 y en Venezuela se iniciaba una etapa cuyos protagonistas pertenecían a la llamada Generación del 28, autoconsiderada artífice de una inflexión histórica que marca la inicial gestación de la democracia moderna venezolana.