La figura del venezolano Francisco de Miranda (1752-1816) aparecida en innumerables biografías y semblanzas, muchas veces se nos ha ofrecido como la de un personaje díscolo y romántico, que vivió agitadamente en continuos roces entre el amor y la muerte. Su imagen ha servido inclusive como símbolo de lucha por la libertad, la justicia y la independencia americana.
Si entre los argentinos es Bartolomé Mitre, quien ya en su obras subraya en Miranda el papel de precursor de la independencia americana, autores de diverso sustrato ideológico han profundizado su análisis escribiendo verdaderas biografías laudatorias sobre su persona. Entre ellas se destaca la del ensayista y novelista argentino Manuel Gálvez (1882-1962), escritor de inspiración nacionalista y católica, quien con abundante bibliografía recorre su vida y le asigna universalidad a su personalidad y a su obra política; enaltece en Miranda su espíritu hispanoamericanista, según Gálvez “(...) La patria, toda la América hispana era para el lo primero, sino lo único”.
Otras menos conocidas hacen hincapié, en los aspectos militares o bien en los ideológicos, además de coincidir en afirmar en Miranda su lucha por la independencia de hispanoamérica. Ricardo Carrasco, presidente de la Sociedad Bolivariana Argentina, destaca en su obra al Miranda militar, efectúa un recorrido por su vida, en un relata en que resalta especialmente este aspecto.
Antonio Zúñiga, en una obra publicada por la Asociación Masónica Argentina, le asigna a Miranda el carácter de ideólogo y estratega de las Logias Americanas que trataron de expandir sus ideas libertarias; en un pasaje encendido, afirma Zúñiga: “¡Oh Miranda! ¡Mártir del despotismo! ¡Procer ilustre!.
La masonería argentina, por medio de estas páginas, escritas por el más modesto de sus obreros, te agradece todo cuanto hiciste en bien de la causa liberal que es la nuestra, que es la de todos los que anhelan que la libertad, la igualdad y la fraternidad sea más que un lema: una realidad tangible”.
Como es bien conocido, la política de buena vecindad impulsada por Estados Unidos y el Panamericanismo, le dan marco a las cuestiones de las relaciones entre los países americanos en la década de 1930 .Trataremos por lo tanto de explicar de que manera esta cuestión influyó en la Academia Nacional de la Historia Argentina, así como la forma como ha sido tratado ese personaje paradigmático de la vida política americana y de que manera su prestigio fue estandarte de intereses políticos e ideológicos contemporáneos a ese momento.
Centraremos nuestra atención en el Congreso de Historia de América del año 1937 realizado en Buenos Aires, pues puede mostramos con claridad lo que queremos reflejar con el tratamiento de este tema.