El mes de febrero de 2021 se inició con la noticia de lo que ha sido considerado por la comunidad internacional como un golpe de Estado en Myanmar, en el momento en que debía producirse la pri-mera sesión del Parlamento. El ejército, liderado por Min Aung Hlaing derrocó al gobierno civil, presi-dido por Aung San Suu Kyi, premio nobel de la paz y gobernante electa desde el año 2015. Asimismo, los militares han declarado el estado de emergencia por un periodo de un año, quebrando el statu quo imperante hasta entonces.
A nivel internacional, diferentes países se han manifestado frente a la situación general. Algunos, de forma más explícita, como Estados Unidos, han condenado el accionar anti-democrático de las fuerzas militares. Por otro lado, estados como China, han decidido mantener una postura un tanto más alejada y menos marcada, evitando condenar el golpe de Estado como tal.
De este modo, una consecuencia para Myanmar podría ser que llegase a convertirse en un Estado paria en el escenario internacional, como proyectan varios analistas, entre ellos, el subdirector de Human Rights Watch (HRW) en Asia, Phil Robertson (Drury, 2021).