“Toda historia tiene un principio” (p. 15). Así comienza Scripta manent, señalando el comienzo de los estudios del romancero en su identificación desde el Romanticismo con la Naturpoesie. Contraparte o complemento de la subjetividad exaltada en el autor como genio y figura, la poesía que en las hipótesis más aventuradas unía los tiempos del último rey visigodo con el siglo XX presenta en su composición y circulación tradicional la figura de la alteridad necesaria a la alta cultura moderna.