En un hecho sin precedentes para la historia chilena, se desenvolvieron con normalidad las elecciones de los 155 miembros que integrarán la Convención Constituyente y le darán cuerpo a la reforma de la Constitución Nacional.
Los integrantes de la Convención tendrán el deber no solo de redactar las modificaciones de su Carta Magna, sino de representar al electorado que quiere cambios. Las reformas impulsadas, como bien señala el Diario País de España, auguran “un futuro desconocido”, es cierto, pero sobre todo esperanzador.
Una vez finalizada la tarea encomendada, la Convención hará entrega de la misma al Presidente Sebastián Piñera, quien convocará nuevamente a elecciones, siendo el pueblo quien apruebe o rechace la misma.
No es casualidad el resultado de estas elecciones. En un contexto donde reina el descontento social, el oficialismo no logró sus objetivos planteados de obtener el tercio de los votos de la Convención, lo cual implica no solamente una falta de protagonismo al momento de las decisiones constituyentes, sino también la pérdida de potestad del derecho a veto. Esta circunstancia cobra relevancia, por los resultados electorales desde ya, pero también por la incertidumbre que implican las elecciones presidenciales en noviembre de este año.