A primera vista, Guillermo Lasso –presidente electo de Ecuador– y Pedro Castillo –potencial primer candidato a la segunda vuelta electoral en Perú– no tienen mucho que ver. El primero, un banquero guayaquileño; el otro, un docente y dirigente sindical, oriundo de Cajamarca. Mientras Lasso es tributario del enfoque de libre comercio con una visión de un Estado mínimo y eficiente, destaca por sus pretensiones de refundación nacional –como vociferaran antes Fujimori y el primigenio Ollanta Humala–, lo que incluye deponer a los titulares del Poder Judicial para ser reemplazados por funcionarios electos y, sobre todo, el fin del desarrollismo en cualquiera de sus variantes. Más allá de las diferencias, hay cierto paralelismo que recuerda la obra clásica de Plutarco, al comparar a liderazgos griegos y romanos.