La publicación del presente libro merece múltiples comentarios. En primer lugar, no es menor apreciar su estilo de escritura amigable que sugiere un deseo de transmitir. Desde el inicio, la autora renuncia al estilo oscurantista y críptico que suele adoptarse frecuentemente como mascarada de pseudo-complejidad, tan frecuente en el ámbito de la producción filosófica. Por otra parte, diferentes niveles de profundidad coexisten en sus páginas. La lectora recién iniciada tendrá ocasión de deslizarse en un recorrido que sistematiza y ofrece, muy generosamente, un mapeo de las complejas territorialidades conceptuales que allí se plasman, frecuentemente agrupadas bajo la nomenclatura de estudios de género. Para quien cuenta con una sistematización de las referencias fundamentales dentro del campo, el recorrido que la autora propone incrementa tanto en profundidad como en extensión los territorios conceptuales, al tiempo que nos brinda claves de elucidación teórico-política.
El libro se organiza en seis capítulos que anudan aportes de los feminismos con contribuciones de Paul Preciado. Este entrecruzamiento extrae su fuerza de la potencia analítica de categorías como las de biopolítica y género, y se vuelve original e incluso queer cuando el pliegue analítico de la filosofía de Preciado –en franca y paulatina construcción a medida que avanzamos en la lectura del libro– no configura un elemento disolutivo de los feminismos, sino un elemento extraño que se integra a su genealogía y, desde allí, opera sumando complejidad y cuestionando límites frecuentemente establecidos. Indudablemente la lectora asiste a un aporte significativo que redunda en la construcción de una mirada queer dentro del feminismo, mirada imposible de ser pensada, considera la autora, fuera del cruce de relaciones coloniales. Este cruce tenso y complejo de miradas y perspectivas que suelen ubicarse de manera disyunta, configura el gran proyecto teórico y político contenido en las páginas, sugerido, por otra parte, en el título Preciados feminismos.