En la actualidad, la mayoría de los procesadores de texto incluyen alguna utilidad de corrección ortográfica entre sus herramientas. También pueden ser encontrados en navegadores, administradores de correo electrónico y prácticamente en cualquier aplicación que requiera el ingreso de texto. El enfoque, aparentemente universal de estas herramientas, se centra en el uso de un diccionario. Este método no hace uso de las propiedades lingüísticas (morfología, sintaxis, semántica) de la palabra ni del contexto en el que es utilizada. Esto impide la detección de ciertos errores, por ejemplo, cuando se utilizan palabras que existen en el diccionario, pero por estar mal escritas tienen un signifi cado incorrecto, o cuando se usan neologismos que están bien escritos pero por no aparecer en el diccionario son considerados errores. Este trabajo extiende el desarrollo de un prototipo de corrector ortográfico que utiliza reglas de la Real Academia Española, centrándose principalmente en automatizar aquellas reglas que necesitan de la información lingüística de las palabras para su aplicación.