Edgardo Antonio Vigo, nació en la ciudad de La Plata en el año 1928. Graduado como profesor de dibujo en la Escuela Superior de Bellas Artes UNLP en 1953 emprendió posteriormente un viaje iniciático a París, ciudad en la que puso a prueba las enseñanzas académicas que había adquirido en la casa de estudios superiores platense, y se enfrentó a su destino de ser un artista alejado de las prerrogativas que el circuito cultural deparaba a los que optaron por transitar la huella desgastada del arte disciplinar académico.
Sus indagaciones creativas establecen direcciones de acción y de investigación, en las que Vigo no buscó por ejemplo distanciarse de disciplinas como el diseño, asociadas por una mirada estrecha a lo contrario del arte, sino que las incorporó de manera crítica en los procedimientos para realizar su obra. En este sentido Sara Guitelman nos dice que Vigo fue un "diseñador: inventor, proyectista y montajista." (Guitelman, 2017, p. 29). Estas tres actividades son constitutivas del diseñador, y las tres estuvieron presentes en la obra de Vigo. Vigo es artista que no crea para expresar sentimientos internos y volcarlos en expresiones geniales, él tiene un proyecto y para realizarlo en ocasiones inventa o reinventa las funciones de las cosas. Una insólita caja tipográfica, una máquina inútil o una revista. Es allí donde exhibió la posibilidad de combinar el arte y el diseño, en esta dimensión creativa se manifiesta su revulsividad, su potencia para proponernos nuevas formas de ver.