El conflicto armado en Colombia hace que la guerra se perciba de manera distinta entre varones y mujeres, por un lado, los varones son enlistados independientemente de las partes en disputa por las fuerzas militares de colombia o por grupos armados ilegales. Por otro lado, la mujer es vista como el triunfo de la parte atacante al ser violada; esclavizada sexualmente; forzada a realizar labores de cuidado y de cocina y víctima de otros delitos como embarazos forzados. También, puede ser enlistada bajo diferentes condiciones ya que, por los preceptos patriarcales establecidos en la sociedad, las mujeres son vistas de manera distinta a los varones, al ser consideradas débiles. En esta medida se hace más cuestionable ser parte del conflicto porque se aparta de los roles preestablecidos, bien lo dice la antropóloga Rita Segato (2013) “la guerra toma nuevas formas, asume ropajes desconocidos” (p.5), por lo tanto, asumimos nuevas formas de resistencia para ser escuchadas.