Lerminier pensaba que las naciones progresaban del siguiente modo: los países más atrasados como Francia deben pedir ayuda intelectual a las más adelantadas como Alemania, pero con la condición de aportar un pensamiento nuevo, propio, original de la nación. ¿Qué ha hecho Lerminier hacia fines de la segunda década y principios de la tercera? Se ha servido de las ideas (en materia jurídica) de autores alemanes como Savigny, para después aportar, el propio Lerminier, una nueva visión sobre el derecho en Francia. De esta forma, Lerminier podía cumplir con las leyes del progreso por él pregonada: sintetizar las mejores ideas de su tiempo (Alemania) con las del pasado (galo), aportando nociones nuevas y originales para su nación. De este modo, Lerminier recoloca a Francia como nación avanzada, y se postula como el intérprete mejor dotado. Esta doble imagen construida por Lerminier tiene un interés particular para nosotros por su impacto en el medio cultural rioplatense. En el interior de los textos porteños de Alberdi se puede detectar esa doble representación lerminieriana, la que hablaba de Francia como la nación guía de la humanidad y de Lerminier como el “filósofo del siglo”.