China es una de las potencias económicas en el nuevo escenario mundial del siglo XXI. Harto conocidos son los diversos indicadores que manifiestan el impresionante desarrollo económico de este país asiático en los últimos veinticinco años, ya que su economía se ubica entre las más importantes del mundo y compite con la de varios países desarrollados. Esta importancia económica ha sido utilizada para proyectarse a varias regiones del mundo en desarrollo en los últimos años, especialmente durante el gobierno del presidente Xi Jinping, quien asumió a principios del año 2013.
Ahora bien, aunque no se puede negar la importancia de la industria y del mercado chinos para la economía mundial, China ha encontrado recientemente, más allá de los anuncios, ciertos resultados adversos al buscar convertir su proyección económica en el exterior en inversiones en proyectos de infraestructura en concreto, destacándose particularmente en proyectos de construcción de trenes de alta velocidad.