Actualmente, la filosofía de la biología es una de las disciplinas filosóficas más prósperas, no sólo porque posee un origen relativamente reciente, sino por el hecho de que la ciencia que examina suma nuevos e insoslayables conocimientos cada día, los cuales no sólo son pasibles de ser objeto del análisis filosófico, sino que, y este es quizás el rasgo más polémico del vínculo contemporáneo entre filosofía y biología, parecen implicar revisiones profundas de la filosofía misma.