La Lingüística Forense es una disciplina relativamente reciente. La primera vez que aparecen conjuntamente los términos “lingüística” y “forense” fue en el año 1968 cuando Jan Svartvik, en su libro The Evans Statements: A Case for Forensic Linguistics, llevó a cabo un análisis sobre las confesiones de Timothy John Evans, un británico sentenciado a muerte por el supuesto asesinato de su esposa. No obstante, la Lingüística Forense comenzó a consolidarse como disciplina académica recién en los años 90 con la creación de dos asociaciones, la International Association for Forensic Phonetics and Acoustics (IAFPA), en 1991 y la International Association of Forensic Linguists (IAFL), en 1992; y con la aparición de la revista Forensic Linguistics: The International Journal of Speech, Language and the Law, en 1994.