El conflicto armado iniciado el 4 de noviembre de 2020 en Tigray entre el gobierno central de Etiopía y las fuerzas de defensa de Tigray, región septentrional del país, continúa su curso. Desde la asunción de Abiy Ahmed como primer ministro en 2018, Etiopía se vio envuelto en un proceso de reformas que removieron los cimientos políticos del país e intensificaron la puja de poder entre el Frente de Popular de Liberación de Tigray (TPLF) y el gobierno de Ahmed.
Este artículo intenta ser una sucinta aproximación para comprender la complejidad de un conflicto que, dada sus características, se presenta como multifacético y prolongado, envuelto en una suerte de hermetismo informativo. Dentro de la escena etíope, el conflicto de Tigray traza una yuxtaposición de conflictos que, a su vez, presenta matiz étnico dado la heterogeneidad del territorio.
Se aborda entonces, el origen de las tensiones entre las partes, la multiplicidad de actores que se ven implicados y la situación humanitaria crítica que atraviesa la región, signada por las atrocidades denunciadas por las diversas organizaciones humanitarias. En este sentido, la intromisión de Eritrea en el conflicto y la preponderancia que Etiopía posee en el Cuerno de África, incrementan el riesgo de que la violencia tome carácter regional.