Al finalizar las vacaciones de 1936 realicé una breve excursión a la zona del río Negro que corresponde a Viedma, la capital del Territorio Nacional que lleva por nombre el de su río mayor. Era la tercera vez que volvía por allí y siempre con poco tiempo; por otra parte, los fondos disponibles en el Museo eran escasos y conformé todo ello a lo concreto de mis propósitos. Ya he dado una noticia escueta de mis recorridos y estudios generales en la Memoria elevada a la Dirección. Mis estudios fueron muy favorecidos por la ayuda incondicional de mi amigo el señor don Emilio Kruuse, regente de la Escuela Normal de Viedma, quien ya antes me había facilitado materiales y sobre todo larvas de lampreas.