La decisión del integrante del Tribunal Supremo de Brasil, Edson Fachin, de anular las sentencias dictadas contra el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva por la justicia federal de Paraná, en ese entonces a cargo del juez Sergio Moro, en el marco de la operación anticorrupción Lava Jato y de devolverle sus derechos políticos, sacudió el panorama político brasileño y marca el inicio de la campaña electoral en el país.
Más allá de que el fallo en solitario del magistrado ahora deberá ser respaldado por el pleno de la Corte Suprema, la resolución deja una serie de ganadores y perdedores que intentaremos analizar someramente en las siguientes líneas. Más allá de que tanto los allegados a Lula como las autoridades del Partido de los Trabaja-dores (PT) han preferido ser cautelosos respecto al tema, los partidos de izquierda celebraron el fallo y remarcaron que el mismo dejaba en evidencia el lawfare del cual había sido víctima el ex presidente. Por otra parte se entusiasmaron con la posibilidad de que el líder sindicalista sea candidato en las elecciones del 2022.