La conformación del MERCOSUR pasó a formar parte de los procesos integrativos entre Estados dando todos ellos una característica propia al mapa mundial de fin de siglo. Tanto la integración como el fenómeno de globalización establecen su impronta territorial visualizándose un comportamiento distinto en la dinámica espacial. Incluso las áreas fronterizas espaciales actúan en forma tal que aunque teóricamente se siguen definiendo como territorios de separación, confrontación o bien como espacios de cooperación e interacción, hoy aparecen como difusas frente a los procesos que se llevan a cabo tanto a nivel nacional como regional.
A partir de 1991 con el Tratado de Asunción por el cual se constituyó el MERCOSUR, se estableció un espacio económico regional que marcó la inclusión de áreas de los cuatro países en su totalidad. Estudios recientes sin embargo, denotan que determinados espacios quedan relegados del contexto como se ha observado dentro del eje dinámico San Pablo-Buenos Aires, en Brasil y Argentina respectivamente.