A partir de una serie de novelas argentinas publicadas entre fines del siglo XX y los primeros años del siglo XXI, Julio Ariza escribe sobre el abandono; un detallado estudio de cómo la intimidad y la crisis social traman, en sus remisiones y correspondencias inequívocas, una biopolítica de la experiencia amorosa. Un texto cuya lucidez y precisión reclama el estatuto de “tratado” sobre las secuelas (las huellas, las cicatrices) que, de modo ineluctable, deja el amor tras su partida. Ante el temblor de lo inapropiable, Ariza elabora con minucia puntillista, un delicado contrapunto entre relatos singulares que giran en torno de un eje común. Así, el autor nos lleva a recorrer en cada historia (Sergio Chejfec y Alan Pauls, Gabriela Massuh, Juan José Becerra, Daniel Link, Daniel Guebel, Mariano Siskind, Maria Fasce, Oliverio Coelho) aquellas palabras que buscan traducir las intensidades y duraciones del apodíctico imperativo de un final.