El libro, que en un primer momento parece querer atender a las particularidades de las narrativas de los hijos de la militancia de los setenta, rápidamente necesita expandir no solo las fronteras genéricas sino también ampliar el concepto de generación. Organizado en siete capítulos, en el primero, “Las narrativas de la memoria en H.I.J.O.S. e HIJOS/AS”, se plantea que reducir la intervención artística de esta generación al campo meramente literario sería un error, de ahí que la autora prefiera hacer referencia a un fenómeno del campo cultural, perceptible en ciertas series destacadas, no sólo en narrativa sino también en fotografía, cine, teatro, relatos testimoniales, etc.