La experiencia y la ciencia han demostrado que la luz solar intensa, al mismo tiempo que es indispensable á nuestras funciones vitales destruye los microbios que se multiplican alrededor de los grandes organismos. Las calorías suministradas por los rayos solares, secan y calientan las paredes de nuestras habitaciones y ejercen también una influencia microbicida puesto que está demostrado que la sobrevivencia de los gérmenes está en razón inversa á la desecación de la materia orgánica. Además, reemplazan el calor que nuestro cuerpo pierde por radiación y producen movimientos del aire alrededor de nosotros, es decir, alejan el aire espirado y aproximan el puro.