La pretendida teoría de las sensaciones cromátlcas atribuidas a los insectos, en cuyo apoyo se han citado casos de mimetismo y segun la que cada especie tendria su predileccion por determinados colores, casi diríamos su gusto estético, no es rigurosamente aceptada por todos los que se basan en hechos de observación. Efectivamente, el insecto visita flores de una misma especie, aunque de color distinto; de aqui que la preferencia no exista, debiendo admitirse en los hechos de mimetismo, intervención probable de la adaptacion. Solamente así podria explicarse la variedad infinita de tintes progresivamente graduados desde el ecuador a los polos.