Visitando don Santiago H. Fitz-Simon, Director de la Escuela Superior de Comercio de la Nacion, los Institutos y Facultades similares de los Estados Unidos e Inglaterra, vio que se daba en ellas una importante plaza al estudio del idioma y literatura inglesa. Los futuros peritos y contadores leían y comentaban a Shakespeare, Milton y demas creadores, porque, segun se Ie informó, los diplomados para el comercio eran tan profesionales como los de otras carreras, que no tenían vedado el conocer a los genios del idioma, al proponerse perfeccionar su propia expresión hablada y escrita. Este racional ejemplo movio al respetable Director de nuestro primer Instituto Comercial a proponer y obtener la creación de una clase de literatura castellana en el 3er año del curso de Contadores Publicos, vale decir en el 7º y último de estudios de la Escuela, concurrido por alumnos de 20 a 30 años de edad, generalmente.