A fines de 2018 se hizo una reunión para cumplir uno de los últimos deseos de Claudia Pía, La Gorda. En un ritual pagano y a la vez sagrado se esparcieron sus cenizas en diferentes provincias, en simultáneo, mientras sonaba música de “cachengue” y comíamos un bacanal de cosas ricas, y fumábamos otras, como a ella le gustaba cada vez que se juntaba entre pares. Esa noche quedó inaugurada la Biblioteca & Museo Claudia Pía Baudracco, un espacio para visitar su archivo, que es enorme e invaluable: hay fotos, cartas, postales, todas las remeras de ATTTA (Asociación de Travestis Transexuales y Transgéneros de Argentina), tarjetas de llamadas telefónicas, largas listas de comidas que compraba en el penal, su tuquero preferido, otras fotos suyas, de aquellas y otras más. Toda una época que por muchos años quedó fuera de “la historia oficial” y estuvo solo en la sección policiales, aunque ella sabía que en algún momento sus recuerdos serían valorados, y por eso los guardaba.