La memoria, tal cual la entiende el sentido vulgar, no es la memoria integra, no es sino un caso particular, el más elevado y el más complejo. Es el ultimo termino de una larga evolución, que como dice Ribot, representa un florecimiento cuyas raíces parten de lo profundo de la vida orgánica. Cuando el hombre, en el ocaso de la vida remontándose a las reminiscencias de su juventud, recuerda algunas estrofas que hicieron palpitar su corazón, es el perfume de esa flor marchita, pero aun no destruida, que deleita esas horas postreras de su existencia.