El surgimiento del nuevo coronavirus (Covid-19) y su expansión a nivel global han puesto nuevamente como protagonistas a dos actores internacionales cuya disputa geopolítica hoy ahonda dentro del plano retórico: Estados Unidos ha acusado a la República Popular China (RPCh) de ser responsable de la pandemia actual, cuestionando fuertemente el modo en el que el gigante asiático administró en sus comienzos la contención del virus. Desde el inicio de su establecimiento formal, la relación entre ambos Estados se encuentra más tensa que nunca, lo cual hace pensar a varios entendidos que nos encontraríamos en los albores del comienzo de una “nueva guerra fría”.
Ahora bien, cabe preguntarnos si dicha atribución de responsabilidad resulta viable tanto jurídica como formalmente de acuerdo a la normativa internacional vigente, o si en realidad, estamos en presencia de discursos con marcada impronta política, dentro de un escenario internacional caracterizado por una nueva reconfiguración de la geografía del poder.