La violencia sexual es una de las armas de guerra más extendidas en los conflictos armados contemporáneos, como instrumento de terror colectivo e individual.
De manera simultánea explica en parte su presencia en un elevado número de contextos afectados por la violencia armada y política, las implicancias ideológicas de su implementación y consecuencias de dichos conflictos, es una cuestión de alto interés público, ya que los silenciamientos tienen una larga historia, y han impactado sobre las personas y comunidades afectadas. Analizar esta práctica sobre un caso puntual nos puede servir como punto de partida para el abordaje integral de este flagelo y crimen, que ha devastado a la humanidad y quebrantado los lazos identitarios y principalmente nos desplaza de nuestra esencia como humanidad.