La certificación Halal tiende a asociarse usualmente con los procesos de control de la adecuación de la faena de animales, principalmente ganado vacuno, ovino y aves de corral, según la normativa islámica o Sharia. Pero reducir está solamente a esa cuestión, aunque importante, implica desatender un conjunto de oportunidades. La certificación Halal, en tanto establece aquello que es apto o está permitido para el consumo y uso del creyente musulmán (diferenciándolo de Haram, o aquello que no es apto o no está permitido), puede ser aplicada no sólo para la elaboración de alimentos sino también para la producción de vestimentas, cosméticos y medicamentos. Ahora bien, debido a la importancia de evitar la contaminación de los mismos por contacto con productos prohibidos, existen complementariedades con otras actividades económicas, especialmente servicios. Así la producción y comercialización de alimentos con certificación Halal puede ser un catalizador del desarrollo de servicios que se adecuen a la Sharia, como el logístico, el de seguros y el financiero. Todo esto se debe a que la certificación Halal no sólo la salud y apariencia física del creyente musulmán, sino, por sobre todo, también su bienestar espiritual. Teniendo presente lo dicho, las siguientes líneas tratarán sobre la complementariedad entre exportaciones de alimentos con certificación Halal y las finanzas islámicas, con especial foco en Asia.