Los médicos antiguos ya conocían el endurecimiento del hígado como final de una hepatopatía crónica, describiéndolo como un hígado duro, crugiante al corte, escirroso y con obstrucción hepática. Entre otros, Besal (1515-1564) y Morgagni (1652-1771) ya describieron retracciones hepáticas observadas en sus autopsias. Las preminencias dé la superficie externa del hígado se denominaron tubérculos, y considerando que entonces entre tales relieves incluso se comprendía los nodulos cancerosos, es dificil dilucidar si, además del cáncer se reconoció a la cirrosis como una entidad morbosa. Al principio la cirrosis solo despertó interes anatómico. Laennec fué el primero que intentó relacionar el cuadro anatomo-patológico con el cuadro clínico, adoptando la denominación de cirrosis para destacar el color amarillo limón que a menudo muestran las granulaciones como signo típico. Laennec dice refiriéndose a esta afección "El hígado está reducido a una tercera parte de su tamaño con su superficie externa ligeramente verrugosa y arrugada de color amarillo pardusco".