Hasta hace unos años, los noticieros de todo el mundo estaban inundados con acontecimientos ligados a una agrupación terrorista con capacidades nunca antes vistas: El Estado Islámico de Irak y el Levante, mejor conocido como ISIS. Este grupo, que parecía había surgido de la nada, contaba ya con control territorial en Irak y Siria, una capacidad armamentista equiparable con la de otros Estados de la región y el objetivo de instaurar un califato, que unificaría al islam bajo su bandera y sus principios radicales. Sin embargo, la génesis de ISIS no se dio de manera espontánea y el prolegómeno de esta dantesca historia tiene como protagonista a un hombre: Abu Bakr Al-Baghdadi.