El presente trabajo analiza la arquitectura parlamentaria de fines del siglo XIX como programa edilicio de historia reciente que inaugura formal y simbólicamente el espacio para albergar a los representantes del pueblo.
A partir de la década del ochenta, como consecuencia del crecimiento, la consolidación política y la organización nacional, una serie de realizaciones edilicias comenzaron a plasmarse en el territorio. En ese lapso no sólo se construyó el edificio definitivo del Congreso de la Nación, sino que se erigió la mayoría de los parlamentos provinciales.
Durante ese período se fundó una nueva concepción tipológica y programática derivada de la cultura académica. Se trata del edificio parlamentario decimonónico, cuyas características están marcadas por el uso de la tipología del teatro all’antica. El espacio institucional de la asamblea de ciudadanos que se reúnen en un recinto multitudinario se organiza así como símbolo de la igualdad entre público y representantes, propia de un régimen republicano.
En ese contexto se ideó y construyó el Palacio Legislativo de la Provincia de Buenos Aires, materializado a partir de un concurso internacional de proyectos convocado en 1882 para la nueva ciudad de La Plata.
En la trama urbana de esta ciudad, los poderes del Estado ya no se encuentran diseminados anónimamente, sino que se articulan con un orden preestablecido para la edilicia pública, transformando el damero heredado de las Leyes de Indias.
La Legislatura es un ejemplo programático destacado del patrimonio cívico elaborado por el Estado. Los cambios tipológicos y de organización funcional reflejan, a la vez, el perfeccionamiento de la actividad política y la importancia que asumen los cuerpos legislativos en la sociedad de entonces.