Tal vez hubiera sido más conveniente intitular esta plática: El aspecto humano de la ciencia. Quisiera decir algo de él ante un auditorio de maestros. Formáis a la infancia, moldeáis, en medida muy apreciable, su corazón y su mente, y es posible que el tema por mí elegido contenga, sin necesidad de resumirlo en secos preceptos, una que otra sugestión útil para el cumplimiento de vuestra tarea cotidiana. La cuestión, susceptible de ser enfocada desde distintos miradores, nos interesa en este momento por lo que concierne a la elaboración humana de la ciencia y a algunas características o cualidades que se dan, a menudo, en los que propulsan el desarrollo científico.