El problema que plantea el solo enunciado de internados es complejo y presenta al educador gran número de cuestiones, algunas de difícil solución. El asunto no es nuevo; ha preocupado á los pedagogos del viejo mundo, y aun los menos partidarios del internado se han rendido ante la necesidad. Entre nosotros no han faltado iniciativas, que desgraciadamente no se han convertido en realidades, y cuando parecía que las cosas pasaban de simples proyectos ó bellas aspiraciones, un cambio ministerial motivaba el abandono de lo ya adelantado.