La vida de los sabios, ha dicho Saadi, vale cuanto el oro. Hay que glorificarla no con flores, sino con el polen fecundo de las flores. La Grecia, después de 22 siglos de muerta como entidad política, sigue gobernando al mundo, no ciertamente por sus arcontes sino por los hombres que legaron á la humanidad su pensamiento en las artes, en la ciencia y en la filosofía. Mas: vive en el espíritu de todas las civilizaciones, admirada, gloriosa, inmortal. El homenaje no tiene confines; es una madre universal.