En esta ponencia presentaré una aproximación a una hipótesis elaborada a partir de distintos modelos teóricos sobre la democracia para pensar el funcionamiento actual del sistema electoral en el Estado de Israel, tomando como caso las elecciones de 2015. Dicho sistema, democrático parlamentarista, requiere la conformación de coaliciones de gobierno entre los bloques o partidos votados, y en función de la plausibilidad de conseguir el consenso necesario se forma gobierno. Recientemente se ha dado un proceso de reinstauración permanente del mismo partido encabezando la coalición de gobierno, y del mismo dirigente en el asiento del Primer Ministro: el partido Likud, liderado por Benjamin Netanyahu. Se sostendrá que en virtud de una tendencia a la radicalización ideológica en torno a los asuntos que conforman la agenda política, los liderazgos partidarios alternativos no logran generar las condiciones propicias para desplazar al Likud e imponer un estilo de gobierno diferente. Esta situación perpetúa el estado irresuelto de ejes centrales que involucran al Estado de Israel en materia local y diplomática: el reconocimiento del Estado Palestino, el cese de los asentamientos, el status de Jerusalén Este, y recientemente, un proyecto de ley del oficialismo acerca del status de Israel como "Estado Judío".