Si el niño fuera, durante toda su vida escolar, como en sus treinta ó cuarenta primeros meses de vida, su educación estética sería al parecer, fácil. No tendríamos necesidad de trabajar tanto para buscar el principio y el método. Vencidos los penosos comienzos, la lenta educación de los sentidos, el aprendizaje de la percepción, el conocimiento rudimentario del pequeño mundo, suponiendo que eso dure alrededor de un año ó un año y medio, el niño contempla. Del punto de vista estético comienza bien; continuando será artista. Se detiene ante todo lo que brilla, es por ello fascinado.