Los que juzgan los fenómenos de psicología colectiva por las apariencias, nunca comprenderían cómo en nuestra pequeña ciudad puede crearse un centro intelectual de verdadero é intenso valor. Por lo común solo se atribuye esta posibilidad á las grandes agrupaciones, donde se cree que la vida intelectual es algo como una planta espontánea, que nace, crece, da flores y frutos sin que nadie siembre ó plante la semilla fundamental.
Entre tanto, la historia del género humano demuestra el proceso contrario: la mayor intensidad intelectual corresponde casi siempre á la mayor pobreza, aridez ó simplicidad del medio atónico ó geográfico. Al menos, esta es la ley más general para esas apariciones geniales que han fundado religiones, literaturas y filosofías originarias: la China, la India, la Persia, la Judea... ¿Para qué citar sus libros, esos que Michelet llama las biblias de luz? Nombrar la región es señalar el astro rey que la ilumina y la consagra.