El 9 de mayo 2012 se promulgó en Argentina la ley 26740 llamada “Ley de identidad de género” que permite que las personas trans sean inscriptas en sus documentos con el nombre y el sexo de su elección. La declaración de la autopercepción de la identidad alcanza para este cambio sin exigir una reasignación quirúrgica o un tratamiento hormonal, como tampoco una autorización jurídica. Esta ley introduce también una novedad: la inclusión de niños y adolescentes menores de 18 años a través de la solicitud de los padres, con el consentimiento del menor o de un representante legal si los padres no estuvieran de acuerdo. El uso del diagnóstico de disforia de sexo no es utilizado ya para el sujeto trans para evitar su psicopatologización.