En circunstancias como las actuales, con un sistema político que mira poco absorto la crisis general, con una economía al borde la quiebra, con una realidad social caracterizada cada día más por la exclusión, la polarización y la pobreza, hablar de la democracia y de los desafíos de la democracia dista de ser un ejercicio académico, se transforma en una reflexión mucho más cercana a las experiencias y vivencias de cada uno. Estamos viviendo algo así como un final de época en donde sabemos que algo se termina pero no sabemos bien qué es lo que viene. En ese sentido, podemos traer al viejo Gramsci con su socorrida y conocida frase acerca de que la crisis consiste en que lo viejo muere y lo nuevo no acaba por nacer. Dicho de otra manera, y también usando categorías de Gramsci, se podría decir que la sociedad argentina está padeciendo una crisis hegemónica sin alternativas contrahegemónicas a la vista.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)