Los organismos procariotas poseen aproximadamente 4000 genes, de los cuales sólo se expresa una pequeña parte dependiendo del ambiente en el que está creciendo la bacteria. No todos los productos génicos se necesitan de forma simultánea, ni a los mismos niveles. Es por eso, que existe un sistema de regulación que va a permitir, o no, la transcripción y traducción de determinados genes en un momento dado. El control de la síntesis de las macromoléculas se denomina regulación de la expresión génica.
Los procariotas deben utilizar parte de su dotación genética para poder adaptarse adecuadamente a su entorno, con el que están estrechamente relacionados y del que son muy dependientes y, de este modo, garantizar su supervivencia. Estos organismos tienen los procesos de transcripción y traducción acoplados, es decir, que se producen uno inmediatamente a continuación del otro. Además, numerosos genes se encuentran organizados en operones, los que están conformados por una unidad regulatoria seguida de varios genes estructurales que dan origen a proteínas, las cuales cumplen funciones relacionadas y presentan una regulación coordinada. Estos genes suelen transcribirse juntos en un solo ARNm, denominado ARNm policistrónico.