El sistema de pensamiento de Kant introdujo al proceso artístico en la estructura racional, sacándolo de la relatividad que lo había introducido el pensamiento ilustrado, aunque lo excluyó de la operatoria de conocimiento y lo separó de la práctica moral. Esta característica autónoma se adecua a la estructura del pensamiento moderno y proceso de circulación y consumo que tendrá el arte durante este período. Sin embargo, al quedar inserto en la dimensión de “lo bello” mantiene el carácter clásico del proceso artístico: a histórico y sujeto a reglas. Por más que en la dimensión de lo sublime, el libre juego de la imaginación y la razón aborden lo insondable “… no aspiran más que a un sentimiento de placer y no a un conocimiento del objeto…” (Kant, 2003: 53 y ss.).
Hegel va a darle dimensión histórica y dimensión epistémica al proceso artístico desde su construcción filosófica, pero no desde una estructura cronológica y una episteme instrumental, sino dentro de un sistema totalizador, como parte de una fenomenología que integra una ciencia de la experiencia Como heredero de Hegel, Marx mantiene entre los aspectos básicos de su sistema de pensamiento el concepto de totalidad y el de mediación. Esto implica establecer el carácter relacional del proceso de conocimiento inserto en una dinámica histórica y social. Pero a diferencia de Hegel, este proceso totalizador y relacional no se da en el plano del pensamiento especulativo, sino que se construye desde la acción humana, que nunca está fuera de la acción social.