Advertir los modos en que se organiza el material sonoro es una de las formas de apreciar y disfrutar la música. Por ello, se considera una habilidad susceptible de ser enseñada y aprendida. Sin embargo, para el común de las personas no siempre es posible detectar estos tipos de relaciones. Según Swanwick (1991) en el más bajo nivel de recepción, la música suele producir evocación de situaciones o momentos, imágenes y sensaciones varias. Para acceder a niveles más altos suelen ser necesarios ciertos soportes que ayuden a encontrar sentido y a configurar en la mente el discurso musical.