El espectador va mutando, pasando de ser un sujeto pasivo a un sujeto completamente activo, no sólo desde el plano intelectual, sino en diversas ocasiones, al incluirlo en la praxis misma de la obra de arte, interviniendo materialmente y modificando la obra misma.
El tiempo se sucede y la ampliación de los límites del arte revoluciona a la relación clásica entre obra y espectador. El arte sale del espacio sacro del museo “moderno” para ganar las calles e involucrar a los medios masivos, incorporando el ciberespacio como medio productor y difusor de arte.
Mucho camino ha recorrido el espectador, continuamente va innovando, mucha rúa quedó atrás desde que ese ser contemplativo se extasiaba ante una obra de arte, hoy en muchos casos es coautor de la misma o, en el mejor de los casos, es la obra misma. Así transitaremos este trayecto, explayándonos en cada uno de los cambios.