El propósito de caracterizar la historiografía argentina conforme a corrientes precisas de pensamiento resulta, en verdad, sumamente arriesgado, ya que entre nuestros autores ha reinado una gran confusión ideológica, y difícilmente puede hallarse uno solo que aplique a la investigación histórica la orientación de una determinada doctrina filosófico- historiográfica. Sin embargo, en el período que nos ocupa hay marcados rasgos de indudable influencia positivista, mezclados con otros que acusan herencia —ya un poco anacrónica— de la espiritualidad romántica y sus epígonos, y otros aún, también románticos, de fuerza tradicionalista. Si fuera menester calificar en una forma generalizadora la historiografía producida entre los años 1880 y 1930, quizá pudiera designarse como romántico-positivista. En un primer capítulo analizaremos, pues, estos rasgos característicos, para abocetar luego tres formas historiográficas: los datistas, los ensayistas y los eruditos, cuyos principales cultores mencionaremos en la segunda parte.