La enseñanza de la Historia supone la comprensión de dos conceptos básicos para que la disciplina sea inteligible: el tiempo y el espacio. Pero desde hace ya un lapso que podríamos estimar prolongado, la posibilidad de que los adolescentes entiendan estas categorías ha sido objetada desde la Psicología Educacional. Abrumados por las dudas acerca de lo que deben hacer en el aula, conscientes de las falencias de la Historia escolar, los profesores -en general- toman como válida la impugnación y se baten en retirada.
El propósito de las siguientes páginas es reflexionar sobre la consideración de estos conceptos, teniendo en cuenta diferentes aproximaciones para abordar el problema. Si bien los desarrollos de estas diversas perspectivas pueden resultar en algunos casos demasiado extensos y en otros demasiado breves o superficiales, quiero remarcar que la finalidad del presente trabajo es ubicar el debate en términos que no sean paralizantes para los profesores -como ocurre muchas veces, cuando las ciencias de la educación y la psicología educacional nos dicen qué piensan de nuestras prácticas- sino promover la discusión y la acción innovadora sobre estos temas.