Pocas dudas caben, desde el punto de vista del contenido curricular en la escuela primaria y media, que la Ciencia debe ocupar un espacio adecuado. Dentro del término Ciencia, en un amplio sentido de la misma, están incluidas las Ciencias duras. Estas han representado desde los primeros tiempos de la humanidad -con sus características particulares de cada momento histórico- uno de los factores fundamentales en el desarrollo intelectual y práctico del hombre. La necesidad de una formación científica adecuada resulta en nuestros tiempos un elemento básico de la cultura. Requerimiento que no solo se aplica a aquellos que harán de su estudio su profesión sino también -y especialmente- para quienes se orienten hacia otros campos del conocimiento. Este punto es sumamente importante y, lamentablemente, no siempre considerado apropiadamente. La formación científica, en términos de una adecuada comprensión de la metodología de las ciencias duras, es de importancia para ampliar nuestro bagaje cultural, aplicar su método en las situaciones apropiadas y conocer los alcances que tendría su difusión en el contexto político- social de un país. Resulta evidente que aquellos alumnos que aspiran a una carrera dentro del ámbito de las ciencias duras deberán, en alguna etapa de sus estudios asimilar la problemática, so pena de fracasar en su intento. Sin embargo, aquellos que se orienten a las ciencias humanas no tendrán oportunidades de profundizar en el campo y sus ideas sobre la investigación no estarán ajustadas a la realidad, a menos que motivados especialmente busquen completar su formación. Es en la escuela media donde deben darse los principios básicos que permitan una clara comprensión de la cultura en su más amplio sentido.
En el momento actual la educación aparece bombardeada por multitud de opiniones y presiones desde los más diversos ámbitos y parecería que la opinión generalizada es que debe volcarse a una enseñanza de índole práctica. La técnica debe ocupar un papel preponderante, los alumnos deben tener una «salida laboral», que significa saber hacer algo predeterminado. En este punto es claro que los educadores debemos participar activamente en la discusión e intentar trasmitir lo que resulta una verdad evidente. El avance vertiginoso de la tecnología hace que lo que sabemos hacer hoy desde un punto de vista esencialmente práctico es totalmente obsoleto en corto tiempo. Una educación «práctica» es aquella que nos brinda conocimientos básicos que nos permitan captar la esencia de los cambios. En términos de enseñanza de las ciencias duras el desarrollo del pensamiento abstracto (de necesidad para cualquier actividad del hombre) y la metodología de investigación son las bases para poder adquirir cualquier conocimiento futuro. Para el primero no cabe dudas que la Matemática es la herramienta fundamental y su estudio puede estar desprovisto absolutamente de aplicaciones en tanto que proponga y obtenga un entrenamiento y un desarrollo del razonamiento abstracto de los alumnos.