Los sistemas silvopastoriles (SSP) son asociaciones de árboles maderables o frutales con animales y recursos forrajeros. Existen numerosas clasificaciones (Torquebiau,1990) en las cuales tiene en cuenta el tipo de forestación (nativa o implantada), tipo de animal (ganado bovino, ovinos o herbívoros autóctonos) y el tipo de recurso forrajero (pastizal natural o pasturas implantadas).
Los SSP implican coordinar diseños de plantación y prácticas silvícolas con la implantación de especies forrajeras o utilización de pastizales naturales, lo que genera diferentes tipos de interacciones y cierto nivel de competencia principalmente por agua, luz y nutrientes.
Los SSP son la modalidad de uso de la tierra más frecuente en amplias zonas de la Argentina que actualmente abarca 34 millones de hectáreas. Las regiones donde se encuentran más desarrollados estos sistemas son principalmente con bosques cultivados en Misiones, Corrientes, Neuquén y la zona del Delta bonaerense del río Paraná, mientras que su implementación en bosque nativo se concentra en la región Patagónica y Chaqueña. Los sistemas de pastoreo en los SSP de las diferentes regiones se diferencian por su grado de intensidad, desde los extensivos, caracterizados por largas extensiones de superficie y baja inversión de trabajo y capital hasta los intensivos, donde la incorporación de recursos y tecnologías permite principalmente mejorar la calidad y cantidad de forraje disponible para los animales (INTA, 2016).